Sócrates, círculos sociocráticos y escuela pública

UNA PRIMERA EXPERIENCIA DE APLICACIÓN DE LA SOCIOCRACIA EN LA ESCUELA PÚBLICA ITALIANA

Para Paulo Freire enseñar implica necesariamente saber escuchar el mundo del otro, observar y ver el contexto donde el sujeto se desarrolla y aprende a estar en el mundo. El aprendizaje no puede ser un proceso unidireccional entre quien sabe (y da información) y quien no sabe (y lo recibe como un contenedor vacío), sino que siempre se presenta como un proceso dialógico en el que ambas partes aprenden.

La pregunta que introduce esta experiencia es: ¿pueden las herramientas sociocráticas, en el contexto de las escuelas públicas, favorecer procesos de escucha activa y aprendizaje? Donde evidentemente hay disparidades en el ejercicio del poder entre los que dirigen, los que son docentes y los que son estudiantes, ¿cómo podemos desde la sociocracia equilibrar y abrir esos contextos a procesos de aprendizaje dialógico donde se tomen en consideración las voces de todas y todos?

Tal vez las respuestas que encontrarán a continuación son parciales y específicas para la experiencia y el contexto de aplicación dado, esto no quita la posibilidad de una adaptabilidad y aplicabilidad positiva de las mismas herramientas en otros contextos. Nos gustaría ver florecer muchos experimentos parecidos a lo que enseguida les vamos a contar, no solo en Italia, sino en las escuelas públicas de muchos otros países, propiciados por dirigentes escolares sensibles, colegios de docentes y padres de familia curiosos por impulsar un modelo diferente de escuela más inclusiva.

Un llamado inesperado desde la escuela pública

Desde la sensibilidad, las necesidades y la curiosidad de una joven docente de primaria, que anteriormente había propiciado un curso de CNV (Comunicación No Violenta) para el profesorado en la misma ciudad, surgió la posibilidad de acercar la sociocracia a las escuelas públicas de la ciudad italiana de Pádova. El curso para docentes de las escuelas primarias y secundarias – de primero y segundo grado – se desarrolló entre los meses de septiembre y diciembre de 2021. El objetivo principal fue la introducción de herramientas y prácticas sociocráticas en los procesos didácticos y formativos, con una particular atención y diferenciaciones hacia las diversas franjas de edades del alumnado.

Tres sorpresas

Para los facilitadores en campo procedentes de SoFA (Sociocracy for All) Giorgio Benizzi, Roberto Spano y Monica Marinari, la primera sorpresa fue el número inicial de inscriptos al curso, un total de 92 docentes procedentes de diversas escuelas de la ciudad. En realidad, luego participaron de manera activa solo 33 docentes. De todas formas, un éxito considerado el número tan alto de interesados en un tema considerado aún marginal en el contexto de la escuela pública, que evidentemente no se podía esperar.

La segunda sorpresa, fruto de un error de interpretación, tiene cierta vena cómica. El título del curso “Círculos sociocráticos” se transformó en un documento oficial en “Círculos socráticos“. Esto motivó la inscripción de muchos profesores que, en la primera lección, esperaban oír hablar de mayéutica y filosofía socrática. Qué asombro ante sus ojos escuchar por primera vez hablar y practicar herramientas de la sociocracia como el consentimiento y la integración de objeciones; círculos y rondas de palabra; construcción colectiva de una propuesta; roles y procesos de nombramiento; exploración de dominios y membresía; retroalimentación, etc.

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El curso contemplaba una introducción a las herramientas y la experimentación de las mismas en algunos casos de estudio. Las unidades formativas fueron de 10 horas clase. Después de esta formación, los docentes tuvieron la posibilidad de tener hasta 4 horas de tutoría en clase para experimentar con el alumnado las herramientas aprendidas. En total, para todos los módulos formativos activados, se realizaron 56 horas en clase y 23 horas de acompañamiento de los docentes.

Posible reunión de sociocracia en la escuela pública - Sociocracia Práctica

Tercera sorpresa: el interés inmediato de los docentes por una metodología considerada práctica e inmediatamente aplicable en algunos procesos de enseñanza. Todo el curso de formación proporcionó, lección por lección, la implementación práctica por parte de los docentes de algunas de las herramientas que la sociocracia pone a su disposición, tales como: la exploración de dominios para comprender dónde es posible dejar la autonomía de la toma de decisiones a la clase, designación de representantes de la clase y de la escuela, cómo gestionar los tiempos de recreo o un taller específico, cómo generar colectivamente una propuesta de proyecto y gestionarla, entre otras.

Ocho docentes eligieron la oportunidad de un acompañamiento por parte de Giogio Benizzi, para la experimentación en aula de lo que se aprendió en los módulos anteriores: cinco en escuelas primarias, dos en escuelas medias y solo un caso en preparatoria. Muchos otros docentes emprendieron experimentaciones de forma autónoma, compartiendo su retroalimentación en el último encuentro de formación. La escucha de las narraciones de los docentes ha proporcionado no pocas – y positivas – sorpresas.

En las clases de primaria los procesos de exploración y prototipación se concentraron en proyectos con alto contenido creativo: la creación y organización de una exposición de trabajos sobre “la ciudad ideal” donde cada niño propuso su modelo de casa y decidían juntos cómo organizar el espacio, el proyecto de una huerta escolar, la creación de herramientas visuales útiles para las actividades didácticas basadas sobre la línea del tiempo – para la localización de los eventos históricos-, la definición de algunas propuestas lúdicas con las cuales enriquecer las horas de educación física, la exploración de los conceptos de “escuela real” y “escuela deseada”. En secundaria y preparatorias el uso de las herramientas sociocráticas se encauzó para abrir el diálogo y facilitar la toma de decisión hacia dos temáticas principales: los aspectos motivacionales conectados al estudio y el cuidado de la relación en el interior de las clases.

¿Qué surgió de la experimentación en el aula?

La primera observación se refiere a cómo cambia el contexto de relación empática en los diferentes niveles escolares.

En las escuelas primarias fue más fácil introducir algunas herramientas de sociocracia, en particular el círculo, el consentimiento y las rondas de palabra, la exploración y creación colectiva de una propuesta. Fue interesante observar cómo ya existe una buena relación empática entre los docentes de primaria y el alumnado más joven de la ciudad permitiendo crear círculos virtuosos de confianza, apertura a la participación de los niños y comodidad al sentirse parte de un grupo. Probablemente los métodos de enseñanza utilizados en este nivel escolar no se alejan tanto del discurso sociocrático y restituyen confianza en la evolución de los métodos de enseñanza en la escuela primaria pública del futuro. Fue interesante observar cómo el alumnado se acostumbra fácilmente al uso de las herramientas con la práctica, dejando de lado por ejemplo la prisa por intervenir para esperar pacientemente un turno para hablar en las rondas, o saber informar un proceso de designación de un delegado de clase de forma activa, escuchando las propuestas motivadas por las ideas de toda la clase.

El contexto relacional entre alumnos y profesores de otros niveles escolares (secundaria y media), por otro lado, se mostró muy distante del ambiente tranquilizador de las escuelas primarias. Nos llamó especialmente la atención el testimonio de una profesora de secundaria que relató la fuerte acusación que los alumnos contra el profesorado y la escuela: “nos ven como calificaciones y no como personas”.

Seguramente, incluso en estos contextos aparentemente más difíciles, la sociocracia puede lograr revolucionar la desconexión empática alumno/profesor, alumno/escuela de una forma muy sencilla y eficaz.

Observamos lo positivo que es, por ejemplo, una ronda de apertura en el aula, porque permite escuchar en cual estado de ánimo, salud, etc., llegan alumnos y docentes a ese espacio compartido, reconstruyendo un mapa afectivo y humano de las personas presentes en la clase. Algunos profesores han observado positivamente cómo la creación de un círculo y el uso de rondas ayudan a crear un ambiente que estimula la participación de los estudiantes, lo que obviamente es un logro para su profesión.

Volviendo la mirada hacia adelante

La observación general es que la mayoría de las y los docentes, al aplicar las herramientas, mostró cierta prisa en detrimento de la calidad del proceso, justificándose con el hecho de restar tiempo a los programas de enseñanza. Nuestra invitación era ralentizar los procesos para mejorarlos, para darle el tiempo justo a cada fase. El tiempo dedicado a la creación y consolidación de dinámicas de grupo positivas en el aula obviamente no es tiempo perdido, aunque no esté estrictamente previsto en los programas didácticos.

Parece que los alumnos apreciaron notoriamente la creación de estos espacios de diálogo y expresión con originales dinámicas creativas. Estudiantes y docentes aprecian el florecimiento de la inteligencia colectiva y la apertura a posibles escenarios positivos de cambio. La limitación del experimento a unas pocas clases por institución y no a todo el personal docente y ejecutivo, implica claramente reducir la efectividad de la herramienta a dominios prácticos y de toma de decisiones más estrechos. Desgraciadamente, la posibilidad de abrir al imaginario colectivo y al ímpetu creativo tiene como contrapartida la generación de frustración cuando finalmente el poder de decisión sigue siendo en todo caso un ejercicio piramidal y gestionado de forma clásica.

Los estudiantes de una clase, dirigidos por su profesora, generaron la visión de cómo les gustaría que cambiara su escuela en el futuro. Luego compartieron con todo el personal docente y crearon el “muro del desahogo” para recoger el descontento y la frustración diaria.

Los docentes ven positivamente la posibilidad de delegar el poder de decisión en los alumnos para que se responsabilicen y generar espacios de confianza y empoderamiento colectivo y personal. Al mismo tiempo vieron en el proceso de nominación sociocrática una herramienta válida para la generación de roles en el interior de clases e instituciones, cargada con el apoyo argumentativo de todas las voces votantes.

Children sitting in a circle

Algunos profesores de secundaria han testimoniado su dificultad para desempeñar el papel de facilitadores de procesos con sus alumnos, sintiéndose poco preparados para quitarse el papel de docente juzgador con el que los estudiantes los identifican. Probablemente la solución a este inconveniente sea solo cuestión de tiempo y constancia en la aplicación y experimentación de estas herramientas.

En un contexto de estrés, educación a distancia y confinamientos sociales, este experimento ayudó a visibilizar la creación de un espacio acogedor de escucha activa en el sistema de clases, apreciado por estudiantes y docentes, que demuestra que con pequeños cambios se pueden lograr resultados importantes cuando nos damos el tiempo para usar estás herramientas de manera vivencial.

En definitiva, las herramientas de sociocracia se han mostrado cercanas a los métodos mayéuticos, hacen florecer el diálogo, la escucha activa y el conocimiento colectivo del grupo generando círculos virtuosos de confianza y comprensión entre docentes y alumnos. Si la escuela pública diera más espacio a estas herramientas, se podría facilitar la generación de una cultura educativa orientada a la empatía y a la escucha, cercana a los contextos sociales y a las personas.

Deseamos propiciar la transición de las escuelas a escenarios de vida donde las voces de todas y todos cuenten, a pesar de diferencias de responsabilidades, roles, edades y como organización apoyar en su desarrollo para que la sociocracia siga demostrando su validez en los entornos humanos y educativos.

*Nota: Puedes encontrar la versión en italiano aquí.

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