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Marcando tu propio ritmo en la autogestión
Las opiniones de la gente parecen variar. ¿Las herramientas de autogestión como la sociocracia y la holocracia son lentas y burocráticas? ¿O son rápidas y ágiles?
Esta pregunta esconde una visión más amplia: la rapidez o la lentitud, la burocracia o la ligereza, todo depende de ti.
Para un sistema basado en el consentimiento-más aún en la gobernanza sociocrática, donde el propio sistema de funcionamiento es sólo un acuerdo que la organización puede cambiar- el ritmo se convierte en una elección. Sin embargo, a menudo, los grupos no son intencionales en cuanto a la rapidez o la lentitud con la que van.
¿Qué significa ir despacio?
“Ir despacio” suena más sentencioso de lo que quiero decir. Lo que yo calificaría de lento, otros lo llamarían consciente o minucioso. Y no hay absolutamente nada malo en ser consciente o minucioso.
He aquí algunos ejemplos de puntos de elección en los que podemos ir rápido o lento:
- “Antes de aprobar este proyecto, necesitamos rellenar nuestro lienzo de proyectos”.
- “Antes de hacer esa tarea, necesitamos redefinir mi rol y aprobarlo”.
- “Me gustaría recibir la opinión de toda nuestra membresía antes de considerar esta dirección”.
- “No puedo dar mi consentimiento si no definimos también lo que ocurre en el caso XYZ….”
Que quede claro: para todas y cada una de esas afirmaciones, se me ocurren decenas de ejemplos en las que son apropiadas. Pero también se me ocurren decenas de ejemplos en los que ese nivel de detalle es excesivo.
¿Qué quiero decir con ir rápido?
Ir deprisa puede significar avanzar antes de haberlo resuelto todo. Tal vez ir rápido te parezca liberador y agradable. (¡A mí me lo parece!) También puede sonar amenazante y peligroso para ti.
No hay nada de malo en ir rápido y preocuparse por los resultados, los procesos ajustados y las decisiones de rápida aplicación que podemos probar.
He aquí algunos ejemplos de puntos de elección en los que podemos ir deprisa o decidir ir más despacio:
- (sin leer realmente la propuesta) “Esto parece genial. ¿Podemos hacerlo?”
- “Busco una solución pragmática en este caso, así que no hay razón para pedir retroalimentación fuera de este equipo”.
- “Siempre podemos decidir eso más tarde”.
Se aplican las mismas advertencias: Se me ocurren decenas de situaciones en las que estas decisiones son adecuadas y pueden ahorrarnos mucho tiempo y recursos. También se me ocurren decenas de ejemplos en los que podríamos lamentar profundamente nuestra falta de consideración.
A veces podemos pensar que sabemos cuál será mejor. La verdad es que no hay ninguna certeza de que ir a fondo o ir rápido resulte ser el mejor enfoque para una situación determinada. Es fácil ser sabio en retrospectiva, pero imposible saberlo de antemano.
Aunque la toma de decisiones en la incertidumbre (y la complejidad, etc.) es fundamental, no voy a entrar en ello ahora. El objetivo de este artículo es simplemente tener conciencia de que el ritmo es una elección. Podemos no saber y movernos rápido, o no saber y movernos lento.
Tengamos algo de rango.
Supongo que la mayoría de nosotros tenemos un rango de nuestro ritmo favorito. El mío se parece a esto:
Aunque ir rápido cuenta como algo genial (¡por suerte para mí!), creo que se queda corto. Un equipo de ejecutores rápidos puede ser alegre pero también arriesgado y perjudicial.
Lo mismo ocurre, por supuesto, con los equipos en los que todo el mundo está en el extremo lento de las cosas.
En general, tener un solo modo de funcionamiento es arriesgado. Una gama estrecha de opciones siempre corre el riesgo de que se pierda lo que es apropiado.
Lo que busco es una amplia gama y elegir intencionadamente la velocidad a la que ir.
Una mezcla de personas lo logrará a riesgo de aumentar el potencial de tensión entre los miembros del grupo que quieran hacer avanzar al grupo o frenarlo.
Otra idea es aumentar el rango de cada individuo del grupo. Cada uno de nosotros individualmente, y nosotros como colectivo, a veces vamos despacio, a veces vamos rápido. Y tenemos una conversación sobre eso. Eso es lo que quiero decir con ser intencional.
¿Hasta qué punto quieres ser burocrático o ágil?
Revisemos algunas de las afirmaciones anteriores.
- “Antes de aprobar este proyecto, necesitamos rellenar nuestro lienzo de proyectos”.
Si tus acuerdos te obligan a hacerlo, entonces no tienes elección. ¿Crees que vale la pena hacerlo? Pues hazlo. ¿Crees que hay alguna razón para saltárselo? Entonces haz una propuesta para saltárselo.
- “Antes de hacer esa tarea, necesitamos redefinir mi rol y aprobarlo”.
Si tu sistema de gobernanza requiere pasos burocráticos antes de tomar medidas que no pueden ser cuestionadas, entonces está encerrado en un lado del rango. ¿Se puede empezar sin definir el rol ? ¿O vale la pena definir el rol en este caso?
No hay un ritmo perfecto. Sólo hay que acertar un rango apropiado momento a momento. Probablemente se modifique un poco con el tiempo.
No culpemos a nuestros sistemas de cosas sobre las que tenemos control. Aunque algunos sistemas se prestan a ir despacio o rápido, en última instancia, es nuestra elección.
Conclusión: ¿la autogestión es burocrática?
- Elige ser tan ágil o minucioso como quieras ser en un momento dado.
- Conversa sobre el ritmo que quieren tener las personas de tu equipo. Es un buen material para una ronda de cierre en la evaluación de la reunión.
- Si tu sistema de autogestión no satisface tus necesidades, cámbialo.
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